La unión entre el lateral del hueso sacro y la pelvis se denomina articulación sacroiliaca, y aunque su movilidad es limitada, es una fuente potencial de dolor lumbar bajo.

El dolor que produce irradia a la nalga, la zona de la ingle por la parte posterior y parte hacia el muslo. El dolor característicamente se reproduce al levantarse de una silla o al sentarse sobre una superficie dura, no mejora al tumbarse ni tampoco mejora caminando.

Los estudios radiológicos nos permiten descartar causas graves como un tumor en la zona o una infección, y pueden demostrar inflamación en la zona en casos de reumatismo, pero en la mayoría de casos no aportan información específica.

Si sospechamos que el dolor puede venir de la zona sacroiliaca, en consulta le propondremos una infiltración. Si tras la técnica el dolor mejora más del 50% se pueden plantear otros tratamientos con efecto más prolongado como:

  1. Radiofrecuencia: aplicando ondas de radiofrecuencia de forma controlada sobre los nervios pequeños que llegan a la articulación, se puede inhibir la transmisión de la señal dolorosa, mejorando el dolor.
  • Infiltración de PRP: prolonga el efecto de la radiofrecuencia, si la primera vez ha resultado efectiva.
  • Endoscopia: con un abordaje mínimamente invasivo se consigue coagular esos pequeños nervios y prolongar también el efecto de la radiofrecuencia.

En última instancia, si las anteriores técnicas son efectivas, se decidirá si fusionar la articulación de forma definitiva. Actualmente está disponible una técnica mínimamente invasiva de fusión sacroilíaca.

Generalmente el dolor sacroilíaco acompaña a otras causas de dolor lumbar, por lo que la valoración de cada caso es esencial.

Diagnosis and management of sacroiliac joint dysfunction. Yang D, York P, Kleck J. J Bone Joint Surg Am 2017;99: 2027-36